martes, 12 de julio de 2016

DOMESTIC NOIR

Acillona y su reseña sobre Áticos y Viento

Un buen amigo de Benito Bram en la reseña que  nos regaló de la novela concluía que se trataba de un domestic noir, algo así como al subgénero noir del siglo XXI. Confieso que cuando leí el comentario me llamó la atención esa clasificación, era la primera vez que la veía escrita. Inmediatamente me puse a indagar el correcto significado de la frase y descubro que son llamadas así las novelas negras  en las que el caso lo investiga  un detective sin uniforme  que ni siquiera está trabajando. Puede ser un vecino, una hermana, una exnovia o un amigo como en la novela Detective sin licencia de Rafael Marín que ya el título lo dice todo.

Portada de la novela 

Jose Rasero Balón autor de Áticos y viento. Un caso de Benito Bram















En el caso de Áticos y viento estas características las cumple Cecilio Gelasio, el que se hace pasar por el verdadero detective  al olor del dinero que puede ganar. Otro de los personajes bien trazado de esta obra  que tiene más de pícaro que de detective. 

El verdadero investigador, en este caso, sí que intenta uniformarse con la indumentaria típica con la que se reconoce a los investigadores privados novelescos y de película. Se manda hacer hasta unas tarjetas. Pero todos esos  atributos con los que se siente detective   los va a ir perdiendo conforme avanza la trama y la resolución del caso. 
Un ejemplo claro de lo que es una domestic noir es la película de Woody Allen, protagonizada por Diane Keaton, Misterioso asesinato en Manhattan. Nada más que por eso me ha gustado que el agudo  e inteligente Acillona la haya calificado así.


Reseña completa en este enlace:
http://literaturasnoticias.blogspot.com.es/2016/03/revista-literaturascom-aticos-y-viento.html

miércoles, 6 de julio de 2016

EXPERIMENTO PLAYERO

UN EXPERIMENTO CON MUCHA SAL



El verano pasado, nada más llegar de Madrid para pasar el verano en Cádiz, José Manuel Serrano Cueto, me propuso que preapara una firma de sus libros en la playa. La idea, lejos de parecerme extravagante me agradó. Era algo que, creo, no se había hecho nunca y utilizar nuestras  playas para un fin cultural  lo hubiera apoyado cualquiera. Así que nos dispusimos a preparar la cita. Comunicamos el evento a los distintos diarios de la ciudad y preparamos diversos carteles. 


Con una familia que llevaba libros 










La primera firma de ejemplares, la única que pensamos que se realizaría, fue en la inmensa  playa Victoria. Colocado en la arena con su silla baja y su sombrilla, José Manuel estuvo a disposición de los lectores que se quisieron pasar a que les firmara su libro. Encontar al escritor entre tantos bañistas fue fácil pues colocamos carteles prendidos de la sombrilla para que destacara y no hubiera dificultad en  localizar el punto de la firma. Además en el cartel daba la referencia de que se encontraría a la altura del monumento al Tio de la Tiza que está en el  Paseo Marítimo.  


Amigos que fueron a saludar al escritor 
Una familia permaneció a la espera de José Manuel












Con Kiki el conocido fotógrafo del Diario de Cádiz




Desfilaron por allí, no sólo léctores ávidos de conseguir la firma del autor sino conocidos y amigos que quisieron saludarlo y mantener una charlita amigable o contarle algún misterio  de los que todavía oculta la ciudad. Las librerías cercanas, avisadas el día antes, se abastecieron de suficientes ejemplares para que nadie se quedara sin el libro y sin la firma.  Fue un éxito rotundo.


La firma en el Diario de Cádiz 





La prensa le dedicó casi una página al original encuentro. Tal fue la acogida que tuvo que decidimos hacer otra firma de ejemplares la semana siguiente en la otra playa, en La Caleta.

Y actuamos del mismo modo, carteles y comunicación a la prensa y tuvimos el mismo resultado, la gente esperando la llegada del escritor en la arena para conseguir una firma no sólo de un ejemplar sino de los dos. 





Consiguió los dos ejemplares el 1 y el 2


Sombrilla y  silla con cartel anunciador 



Esperando que llegara el autor

















Siguiendo la tradición  de los comerciantes de Cádiz, cuando se ausentaba de su sombrilla porque iba a bañarse, dejaba colocado un cartel para que el personal supiera que tardaría poco. Todo estaba previsto.

Para que no faltara de nada hasta con diéresis de más 

En La Caleta

Unas jornadas veraniegas y playeras para no olvidar . ¿Qué se le ocurrirá este año?