Una de las primeras publicaciones de Ediciones Mayi fue el comic Don Juan Tenorio y Halloween. Para llevarlo cabo contamos con el especialista José Joaquín Moreno que se ocupó del guión y de adaptar y explicar, a su forma,el Tenorio de Zorrilla, y la, entonces, desconocida, historia de Halloween. Fue el dibujante Jesús Méndez el que vertebró las distintas escenas y dotó de formas y movimientos a los personajes.
Hubo un tiempo en el que parecía que nos estábamos olvidando del despiadado don Juan Tenorio, del terror que nos producía los espectros que venían por su alma negra atravesando los muros de su casa, de la cándida doña Inés, enamorada, la que lo salva; una obra de teatro que por más que se repitiera, año tras año, cada 31 de noviembre nos causaba la misma inquietud y nos hacía pasar el mismo miedo porque trataba del misterio de la muerte, los difuntos, el más allá. Parecía, como digo, que esta tradición la estábamos arrinconando y sustituyendo por el festejo macabro con disfraces sangrientos, caretas de calaveras y brujas con escoba (parece que ya no es así).
Cuando pregunté a mis hijos porqué les gustaba tanto esa fiesta del truco o trato, me respondieron que lo que les gustaba era disfrazarse como en carnaval. Y a raiz de esa contestación comenzamos a darle forma a la obra gráfica que intenta explicar el por qué de las brujas, los fantasmas, las calabazas, las calaveras, los zombis...y a la vez contar las aventuras del Tenorio como antes no se había contado. Dos tradiciones que tienen en común el día de los difuntos y la muerte.
Pocas personas, de las que acogieron con gran entusiasmo la anglosajona celebración, sabían que era una tradición de ida y vuelta, como los cantes. Una tradición que emigró a América con los irlandeses y volvió esplendorosa, como los indianos, y que Hollywood y la televisión han popularizado en todos los rincones del planeta. En España se ha celebrado siempre con otros nombres y otros ritos.