El sábado pasado decimos visitar el Museo Naval de Matagorda, una visita guiada que dura desde las 11 de la mañana hasta las 14 horas más o menos. Con la idea de cumplir nuestro deseo nos dirigimos al puerto de Cádiz. Llegamos temprano pero, a pesar de todo, ya era tarde para conseguir un lugar en el catamarán que atraviesa la Bahía de Cádiz hasta el histórico astillero. Tendríamos que haber reservado con antelación los billetes. Ya puestos a emplear la mañana "navegando", embarcamos las 10.45 hacia la Villa de Rota.
Zarpamos con viento de Poniente que se hizo notar más fuerte conforme nos alejábamos de Cádiz y la ciudad se nos estiraba, abarcando la visión desde el Puente Carranza hasta el Castillo de San Sebastián.
En 35 minutos que duró la travesía atracamos en el coqueto puerto roteño. Un singular paisaje marinero nos recibió: hileras de embarcaciones de recreo, pequeñas embarcaciones de pesca atracadas al abrigo de una escollera de bloques de hormigón y un faro blanco y rojo que destacaba entre los mástiles de las embarcaciones.
No visitaba Rota desde que estábamos preparando el libro "Cádiz, una provincia para comérsela. Recorrido por sus tradiciones culinarias". La autora, María Luisa Ucero, le dedica a esta localidad un capítulo interesante en el que habla de la famosa urta a la roteña, de la mayetería y del vino de tintilla, actualmente en vías de recuperación.
Una estupenda elección, Rota ofrece muchas posibilidades culturales, gastronómicas y diversas actividades. Precisamente este mes de Agosto se está celebrando la 1ª Ruta de la Tapa Tintilla de Rota, una forma de disfrutar de la cocina y este vino roteño tan peculiar.
ResponderEliminar