miércoles, 20 de agosto de 2014

EXCURSIÓN A ROTA II

Seguimos con el agradable paseo a Rota.


 Conforme nos acercábamos a la villa de Rota,  dejábamos a nuestra derecha los agrestes acantilados de Fuentebravía, playa de El Puerto de Santa María que linda  con el territorio que ocupa la Base americana cuyo puerto aparecía repleto de embarcaciones militares, alguna de ellas de grandes dimensiones.


Desembarcamos  y comenzamos a recorrer la pequeña villa atravesando un arco coronado por una  antigua linterna que cedió uso al nuevo faro que se levanta ante la entrada. Un camino que nos llevó al Castillo de Luna, declarado Bien de Interés Cultural, actual sede del consistorio roteño. El mosaico de  su entrada nos ilustra  que acogió la visita de los Reyes Católicos cuando pertenecía a los Ponce de León. 

 





Enfrente se encuentra la iglesia fortificada de la O que, junto con el castillo, formó parte de la dote de Isabel de Guzmán, hija de Guzmán el Bueno, cuando contrajo matrimonio con Fernán Ponce de León.




La cercanía del mar se percibe en todo el casco urbano. La disposición de sus estrechas calles, que se cruzan unas con otras,  nos recuerdan a la Rabeta Ruta musulmana. De esta misma época  son los trozos de murallas que sobresalen entre paredes blanquedas con cal. Dicen que la Mayetería, tradicional agricultura roteña que tan buenos productos proporciona, es un legado árabe. 




 Nos señalaron una torre  que destaca por su cubierta de azulejos, la de la Merced. Fue el campanario de un antiguo convento mercedario que hoy alberga el mercado de abastos. Guiados por un irresistible olor a chicarrones entramos al patio donde se ubican los puestos de fruta, carne y pescado. Presente estaban los quesos de la Sierra y el vino de tintilla. En el centro puestos de baratijas y objetos de segunda mano. Otros puestos exteriores ofrecen al visitante adornos militares, especias, higos chumbos y fruslerías procedentes de lugares exóticos. Bagatelas que no te resistes a dejar pasar sin echar una ojeada.




  Abiertas al paso nos encontramos otras iglesias que exponían  en besamanos imágenes de vírgenes barrocas. No hay que olvidar que era el 15 de agosto, día de la Asunción.  Nos llamó la  atención, en la capilla de  la Caridad, la imagen de Jesús de la Salud  o de la Tres Caídas.


De la calle comercial, sombreada  por toldos, nos atrajeron los establecimientos de ropa, los pequeños bazares y el bullicio callejero.

Llegó la hora de partir. Después de un  aperitivo nos encaminamos al embarcadero.Una visita corta  pero intensa a este enclave costero que tiene mucho que ofrecer: historia, gastronomía, playas.  Ha sido lugar de paso de distintas culturas. Fue la Astaroth tartésica, la Rotae romana, La Rabeta Ruta árabe y la Rotta cristiana. Hoy es una tranquila ciudad que recibe a muchos viajeros y veraneantes.


No pudimos quedarnos a comer esos platos tan atractivos y tan propios del lugar que María Luisa Ucero nombra en su libro  “Cádiz una provincia para comérsela”, motivo más que suficiente para volver. Mientras tanto, nos conformaremos con leer sus recetas o seguirlas paso a paso.

Volveremos. 
Fotos de Oliva Maura

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